ETIOPÍA ( Región de la Oromía )

Este viaje a Etiopía, es un viaje hecho por dos personas, en invierno, con presupuesto limitado y utilizando en todo su recorrido el trasporte público. No es el típico viaje para ver las iglesias excavadas en la roca de Lalibela, tribus remotas o las cataratas del nilo azul, sino un corto viaje de doce días a la región de la Oromía, visitando los lagos del Valle del Rift, las montañas de la región de  Bale y las tierras medias del río Awash. Yo ya había estado en varios países del África subsahariana y sabía que me iban a sorprender un montón de cosas, como a cualquiera que viaja por un territorio nuevo, pero lo que no me esperaba era la diferencia de los lugareños en el trato con los foráneos en comparación con el resto de países que había visitado al sur del Sahara.

Llegamos en vuelo directo desde Madrid y aterrizamos en Addis Abeba en poco más de siete horas. Al llegar, después de un lento control de aduanas, incluyendo el pago de 50 $ USA del visado, recorrimos a pie bordeando el edificio en obras, el camino que nos separaba de la terminal doméstica ( unos 15 minutos ) para intentar coger el vuelo que nos llevaría en una hora escasa a la ciudad de Awassa, a algo más de 200 kms. al sur de la capital. Si hubiésemos respetado el procedimiento  de ingreso en la terminal, facturación y embarque del vuelo, hubiésemos llegado tarde, pero con el caos reinante en esta terminal y saltándonos todas las filas de espera, logramos embarcar cuando apenas quedaban cinco minutos para la salida.

Sabido es para los que hemos estado alguna vez en el África subsahariana, que la percepción del tiempo no es la misma que en los países europeos y norteameruicanos, pero también sabemos que al comandante del avión le importa bien poco si estás retenido en un control de "rayos x" o te has partido una pierna por el camino, que si no estás en el avión cuando llegue la hora de la salida, él ordenará cerrar puertas poniendo el avión en ruta. En un lugar donde el tiempo importa poco, es muy difícil entender la desesperación de unos visitantes que pierden un día de los doce que tan solo tienen.

Sobrevolamos en un jet pequeño la tierra color cartón que presenta esta zona del valle del Rift en la época seca, y fuimos pasando un tras otro los lagos Koka, Zway, Langano y Abijatta, Shalla y por último el lago Awassa, que sobrevolamos a baja altura aterrizar en un llano en el lado opuesto de donde se encuentra la ciudad de 300.000 habitantes del mismo nombre, y que se asienta a una altitud de unos 1600 m.s.n.m. La terninal de pasajeros, aún en construcción estaba cerrada, así que el pequeño reactor nos dejó cerca de un descampado donde unas casetas de obra hacían las veces de terminal, y donde nos esperaba un autobús colectivo que por 50 birr, nos trasladaría bordeando por el norte del lago los 23 kms. que nos separaban de la ciudad. Un Budget, una especie de motocicleta con carrocería, similar a los tuk - tuk asiáticos, nos llevó a un hotel que habíamos elegido al azar cerca de la orilla del lago. El hotel, era un poco cutre, su precio era de 250 birr la habitación doble, pero estábamos cansados y decidimos no buscar más, conformándonos con su buena ubicación.


Aeropuerto de Awassa

Aeropuerto de Awassa









El lago estaba rodeado por un camino que en algunos tramos rebosaba de puestos para comer o beber. Esa misma tarde salimos a pasear bordeando el lago y la gente empezó a rodearnos ofreciéndonos sus mercancías. En esta zona, puente festivo y a mediados de enero, aunque coincidía con la fiesta de la epifanía, nosotros éramos los únicos foráneos blancos en la zona.




Awassa engalanada por la epifanía

Una de las muchas marcas de cerveza que se fabrican en Etiopía

Lago Awassa

Lago Awassa

Lago Awassa

Cercopiteco verde en Awassa


Tilapias para el almuerzo




 A diferencia de otros países del África negra en los que he estado, donde la gente que te cruzabas, encontrabas en pueblos o pequeñas ciudades te rodeaba con una sonrisa en la boca y llenos tan solo de curiosidad, aquí los lugareños te trataban con desprecio y desdén, y al grito de "YOU" ... "YOU" ... o  "FARANGI" ( extranjero ), se frotaban los dedos y extendían una mano mientras con la otra  hacían circular la palma por el estómago. Nada anormal teniendo en cuenta que estamos en África y aquí se pasa mucha hambre, lo realmente sorprendente es que era la gran mayoría de estas personas, desde niños que volvían del colegio, hasta dueños de negocios, gordos y flacos, musculosos o tirillas, felices y amargados, todos sin distinción o patrón que se vislumbrase, aseguraban necesitar dinero para mitigar el hambre. Otra gran diferencia era que si no le dabas nada o les ignorabas, la gran mayoría te insultaban o te increpaban, normalmente en "amárico", lengua dominante en el centro y norte de Etiopía, e idioma oficial del país. Si te cruzabas con grupos de varios jóvenes, éstos hacían de ti su divertimento y burla, te gritaban o como nos pasó en Zway que nos obsequiaron con la frase "fuera de mi país".

Pescador en Awassa

Lago Awassa

Resultaba molesto salir a dar una vuelta, ya que con bastante asiduidad nos soltaban algún improperio, se  mofaban de nosotros o nos pedían dinero, pero en seguida aprendimos a ignorarlos, al menos para poder disfrutar de la enorme variedad de especies de aves que poblaban los alrededores del lago. La orilla del mismo, lleno de basura y plásticos, era la papelera de los ribereños. Sus orillas estaban repletas de vegetación y era un hervidero de avifauna que compartía vivienda con todo tipo de desperdicios. Los imponentes marabúes, con sus 120 cms. de alto y su poderoso pico, apostados en medio del camino por docenas, formaban parte del paisaje, y no se movían ni un milímetro cuando pasabas al su lado. Comimos y cenamos tilapia con su guarnición regada por uno de los muchos tipos de cervezas que fabrican en el país, y que bien fría se agradece en estos climas tan calurosos, además tienen buen sabor y rara vez te cobraban por ellas más de 20 birr por un tercio; la tilapia, un pescado del lago, hecho de diferentes maneras, lo pedíamos siempre que podíamos. Los lugareños mantenían la música a todo trapo a través de sus altavoces durante todo el día y parte de la noche, quizá porqué ya se estaba celebrando la epifanía, quizá porqué era fin de semana. No visitamos muchas cosas más de la ciudad por el hecho de que se hacía demasiado pesado el constante acoso, no precisamente amable de los paisanos con los dos únicos blancos que paseaban por sus calles. Solo estuvimos allí un día completo, para aprovechar el único vuelo que salía en cuatro días hacia las montañas Bale y que nos quitaba el eterno suplicio de viajar todo el día, enlazando furgenetas colectivas de pueblo en pueblo hasta llegar a Goba. Alquilamos un Budget para ir directamente al aerpuerto por 300 birr y llegamos a la terminal aeroportuaria más cutre que jamás había visto. Como la moderna terminal estaba sin acabar, una caseta de obra hacía las funciones de ésta, una habitación adyacente a la misma, hacía las veces de sala vip.


Aeropuerto de Awassa





AVIFAUNA EN AWASSA



La biodiversidad de este lago, sobretodo de aves, es espectacular; teniendo en cuenta que está a orillas de una ciudad de 300.000 habitantes que llenan de plásticos y otras sustancias nocivas el lago con toda naturalidad. Se han registrado más de 400 especies de aves. Estas son algunas fotos que pudimos sacar en la orilla y alrededores que ocupa la ciudad. Hemos mostrado algunas fotos de la invasión de productos de plástico para en la medida de lo posible pueda hacerse uno la idea del estado de las orillas del lago.



Estornino de Rüpell ( lamprotornis purpuroptera )
Estornino de Rüpell ( lamprotornis purpuroptera )

Estornino orejiazul ( lamprotornis chalybaeus )

Estornino soberbio ( lamprotornis superbus )


Ibis sagrado ( tereskiornis aethiopicus )

Ibis sagrado ( tereskiornis aethiopicus )

Ibis hadada ( bostrichia hagedash )

Avemartillo ( scopus umbretta )

Jacana africana ( acophilornis africanus )


Jacana africana ( acophilornis africanus )






Zorzal africano ( turdus pelios )


Martín pescador malaquita ( corythornis cristatus )

Archibebe claro entre basura

Polluela negra africana ( zapornia flavirostra )



Polluela negra africana ( zapornia flavirostra )

Marabú africano ( leptoptilos crumenifer )




Marabú africano ( leptoptilos crumenifer )

Cálao cariplateado ( bycanistes brevis )


Cálao cariplateado ( bycanistes brevis )



Suimanga pechiescarlata ( chalcomitra senegalensis )

Suimanga pechiescarlata ( chalcomitra senegalensis )

Pigargo vocinglero ( haliaetus vocifer )

Pigargo vocinglero ( haliaetus vocifer )




Cerceta hotentote ( spatula hottentota )

Amaranta senegalesa ( lagonosticta senegala )






Suimanga colilargo ( cinnyris pulchellus )

Suimanga colilargo ( cinnyris pulchellus )

Anteojitos abisinio ( zosterops abyssinicus )

Anteojitos abisinio ( zosterops abyssinicus )

Cosifa de Rüpell ( cossypha semirufa )

Cosifa de Rüpell ( cossypha semirufa )
Cosifa de Rüpell ( cossypha semirufa )
Prinia ventripálida ( phyllolais pulchella )

Tejedor africano ( ploceus cucullatus )




Martín pescador malaquita ( corythornis cristatus )


Martín pescador malaquita ( corythornis cristatus )


Estrilda común ( estrilda astrild )

Estrilda común ( estrilda astrild )



Gansito africano ( nettapus auritus )

Tejedor - gorrión cejiblanco ( plocepasser mahali )




Pito de Nubia ( campethera nubica )



Tejedor - gorrión cejiblanco ( plocepasser mahali )



Martín pescador pío ( ceryle rudis )


Inseparable abisinio ( agapornis taranta )

Monarca colilargo africano ( terpsiphone viridis )

Monarca colilargo africano ( terpsiphone viridis )

Monarca colilargo africano ( terpsiphone viridis )














Cercopiteco verde ( chlorocebus pygerythrus )





En poco más de media hora aterrizamos en el aeropuerto de la región de Bale, situado a cuatro kms. de la ciudad de Robe. Este pequeño aeropuerto conecta esta remota región montañosa por aire, al menos con Awassa y Addis Abeba. Un empleado de una agencia de Dinsho que venía a recoger a un holandés que había contratado una caminata de cuatro días por la zona, se ofreció a trasladarnos a la estación de autobuses de Robe, donde había autobuses y furgonetas que enlazan con Goba. Aquí las estaciones de autobuses de los pueblos, suelen ser grandes  zonas descampadas donde se situan las furgonetas y arcaicos buses, que sin horario alguno, parten nada más que el vehículo esté lleno a reventar; si es una furgoneta de 9 plazas, albergará 15 o incluso más pasajeros y toda la mercancía que se pueda acoplar. Allí nos subimos a un autobús hasta Goba, que dista 14 kms. en dirección sur, donde fuimos el centro de la guasa del cobrador durante más de 10 minutos. En Etiopía, los autobuses grandes, los utiliza la gente de menos recursos económicos, eso añadido a que cualquier ser humano de raza blanca es observada como "una persona que tiene el dinero por castigo", nos hizo la atracción del viaje, eso si, se rieron a gusto todos los pasajeros con los chistes del cobrador, pero esta vez sin agresividad ninguna. Intentamos alojarnos en un hotel de los que tiene repartido el estado por Etiopía, ( los Wabe Shebelle ), que estaba dos kms. antes de llegar al pueblo, pero fue imposible alojarse allí al estar lleno debido a las celebraciones de las fiesta de la epifanía. El empleado de la recepción del hotel se ofreció a conseguirnos un Budget a un inflado precio para que nos llevasen hasta otro hotel en el pueblo, y es que en África nada es gratis. Si alguien te da un consejo, te da los buenos días, te desea un feliz viaje, se considera un regalo, y si alguien hace un regalo, espera que se le compense con otro regalo, y de los blancos, los cuales "fabrican el dinero con máquinas especiales", siempre se espera de ellos dinero, o quizá como leí en un libro, una beca para estudiar en alguna universidad americana.




A las afueras de Goba


Pudimos alojarnos en un hotelito limpio y barato, 250 birr la noche por una habitación doble. En seguida, intentamos alquilar un coche que nos llevase al día siguiente a la "meseta de Sanetti", un altiplano a una hora montaña arriba, muy bueno para ver fauna endémica, incluído el lobo etíope. Fue imposible conseguir un coche para esos días, ya que estas fiestas son fechas muy señaladas en el calendario religioso etíope. Decidimos esa tarde ir a ver cómo celebraba el pueblo las fiestas. Kilométricas filas de gente volvían de la montaña, de una corta peregrinación a un templo, vestidos la mayoría con ropajes parecidos a los que se usan en semana santa en algunas ciudades y pueblos de España. Grupos de jóvenes cantando y bailando en círculo, felices y contentos, orgullosos de su fiesta y del interés que mostraban un par de "desteñidos" infiltrados entre la muchedumbre, cargados con cámaras y filmando lo que allí acontecía.

En las afueras de Goba


Nos explicaron que durante los tres días que duraban las celebraciones, la gente se sometía a una especie de ayuno, y fue difícil encontrar comida. No había restaurantes abiertos y buscando durante un rato largo, conseguimos algo de fruta, un tipo de pan de hacen por la zona, el ambasha, parecido en el sabor a la masa de las pizzas, y que nosotros lo comimos con aguacate y tomate. También pudimos comer una especie de pasteles salados parecidos a la samosa india, fritos en aceite y que a modo parecido a las empanadillas, aunque cuatro veces más grande, los rellenaban con lentejas.


Al día siguiente madrugamos y con la fresca, estábamos a 2700 m.s.n.m., salimos a andar por el pueblo, esta vez buscando la montaña a través de las calles sin asfaltar, atravesando lo que quedaba de lo que alguna vez fue bosque, y que ahora había sido sustituído por precarias viviendas. Anduvimos unos 10 kms. en un recorrido circular por la zona rural de Goba, donde la gente era mucho más amable y curiosa que en el pueblo. De vuelta a hotel, y como seguían las celebraciones, decidimos trasladarnos a otro pueblo de esta misma cordillera y situado a mayor altitud aún. Deshicimos el camino hasta Robe, y volvimos a sufrir las burlas y bromas de los lugareños que se negaban a llevarnos a Dinsho por el precio estipulado, así que tuvimos que pagar otros 50 birr adicionales para que ya contentos, nos subieran las mochilas a la baca de la minivan. Por supuesto, el equipaje también se paga a parte como un extra, de hecho mucha gente envía mercancías de un pueblo a otro abonado cierta cantidad de dinero al dueño de la furgoneta.



En las afueras de Goba


En las afueras de Goba


En las afueras de Goba



En las afueras de Goba


En las afueras de Goba


Puente sobre arroyo en las afueras de Goba


En las afueras de Goba


Niño curioso que nos acompañó durante varios kilómetros

Niño curioso que nos acompañó durante varios kilómetros

Camino de Goba; a mercadear


Llegamos rápidamente a Dinsho, pues estaba a tan solo  a 32 kms. de allí, y nos dirigimos a un hotel que aparecía en el mapa. Nos enteramos que los alojamientos que se anunciaban como "hotella", eran los más básicos, y en uno que preguntamos en particular nos dijeron que ni siquiera nos enseñaban la habitación ya que no estaban presentables para "unos blancos de nuestra calaña", eran demasiado cutres y estaban demasiado sucias, así que nos recomendaron el Nyala Pension, como el único presentable. Por 350 birr nos alquilaron una habitación sencilla y descuidada pero suficiente. Aquí las noches eran frías, así que le pedimos otra manta adicional. Como seguían las celebraciones de la epifanía, no conseguimos el primer día comida en ninguno de los muchos restaurantes modestos que había en la carretera. Esa misma tarde nos acercamos a la oficina del Parque Nacional de las Montañas Bale para ver de qué manera se podía visitar el parque. Lo primero era pagar la entrada de 90 birr por persona, y a partir de ahí podías contratar excursiones, yendo la duración de estas desde un día hasta varias semanas. Podías ir en coche o andando, con guía obligatorio ( 400 - 500 birr diarios ). También podías contratar un cocinero o llevar tu mismo la comida. Además debías elegir una de las zonas del parque que querías visitar, las zonas húmedas, el altiplano o los bosques colindantes al puesto de información. Nosotros como íbamos a estar dos días y a dormir en el pueblo, ( el Dinsho lodge estaba cerrado por problemas de concesiones, o al menos eso nos dijeron ), pagamos la entrada del día siguiente y quedamos con un guía a las siete de la mañana en la puerta. Esa tarde la aprovechamos para caminar campo a través por una zona de agricultores y ganaderos, donde si que nos encontramos con gente de verdad amigable y cariñosa, con las que compartimos unos buenos momentos y nos retratamos en algunas fotos, que tanta gracia les hacía luego cuando se veían en la pantallita digital de la cámara.


Pastores y agricultores de Dinsho



Nyala pension


Dinsho

Nyala pension

En las afueras de Dinsho

Otra cerveza etíope

Nyala pension

Nyala pension

Recepción del Nyala pension




Vista de Dinsho



Al día siguiente no apareció ningún guía, ni había nadie en la entrada al parque que pudiera avisar a uno, tan solo estaba el guarda de la puerta armado con un kalashnikov, que sin guía no nos dejaba entrar, no entendía el inglés, ni hacía por entenderse por señas, bastante tenía el hombre con el sueño y el frío que se apoderaba de su cuerpo. Una hora y pico después, apareció una persona angloparlante y decidimos contratar un guía especialista en aves ( 700 Birr ), en vez de uno solo para recorrer los senderos.



P.N. de las montañas Bale



P.N. de las montañas Bale

P.N. de las montañas Bale

P.N. de las montañas Bale

Cuando empezaba a apretar el calor regresamos al pueblo, con la suerte de encontranos a la salida del colegio a los niños y niñas con los que habíamos estado en el campo la tarde anterior. Éstos, inmensamente  felices por el encuentro, y exultantes de alegría, nos abrazaban y saludaban con mucha efusividad. Nos volvimos a despedir de ellos con pena y fuimos a comer a un modesto restaurante, que ya acabadas las celebraciones de la epifanía, nos sirvieron en la terraza una deliciosa comida vegetariana.



Comida vegetariana en Dinsho




 Mientras esperábamos la comida, éramos el centro de atención de todas las personas que pasaban por allí, algunos se quedaban muchos minutos mirando fijamente, y es que en todos los lugares, ya sean ciudades o pueblos, la gente pasa la mayoría del día sin hacer nada, como ya dijo el famoso periodista Ryszard Kapuscinski en uno de sus libros, "simplemente están ahí". Por la tarde, salimos del pueblo hacia el oeste para dar una vuelta remontando el río, intentando encontrar parajes deshabitados. Todo iba bien, hasta que mientras nos entreteníamos haciendo fotos a una pareja de gansos endémicos que habita en la zona, un niño nos vio desde el otro lado del río. No sé como cruzó tan rápido, pero en dos minutos ya estaba a nuestra altura mirándonos con una sonrisa y sin decir palabra. Le dimos unos caramelos y le dijimos adiós con la mano, pero la estratagema no fue efectiva; cuando nos pusimos en marcha nos siguió a unos veinte pasos de distancia. No tardaron en llegar más niños poco a poco hasta sumar unos quince, con lo que nos quedarnos sin caramelos. Pasado un rato, los más mayores, unos doce años a lo sumo, empezaron a pedir dinero, que tras nuestra negativa cambiaron su talante y se pusieron en "modo agresivo". Decidimos entonces bajar la ladera de la montaña para irnos de esa zona. Fue cuando empezaron a tiranos piedras y a decirnos que nos fuéramos de allí, cosa que ya estábamos haciendo, pero no conformes con ello, los dos más mayores nos seguían a cierta distancia tirándonos más piedras. Llegamos al río y un joven veinteañero que cruzaba con su caballo les reprendió su actitud, más éstos no le hicieron demasiado caso, así que tuvimos que guardar las cámaras y los prismáticos. Una vez metidos en la mochila a salvo de las piedras, cogí un par de piedras del suelo y con mucho teatro empecé a balancearlas de arriba a abajo mientras de vez en cuando simulaba un lanzamiento rápido directo a sus cabezas. Como ellos se habían estado burlando de nosotros diciéndonos adiós con la mano cada vez que nos girábamos al ver caer las piedras a nuestro lado, yo mantenía una sonrisa en mi boca mientras lanzaba la piedra verticalmente a medio metro para embolsarla otra vez en mi mano repetidamente. Después de esto, por fin, no nos siguieron más y nos fuimos con nuestro disgusto por lo ocurrido caminando hacia el pueblo.



P.N. de las montañas Bale









P.N. de las montañas Bale



P.N. de las montañas Bale


P.N. de las montañas Bale




Niños que nos sacaron a pedradas de la zona que rodeaba el río

¿ Tiene el de la derecha cara de cabroncete ?




BIODIVERSIDAD EN LAS MONTAÑAS BALE


La fauna que pudimos observar en esta zona, era en su totalidad de alta montaña, ya que todo el terreno explorado estuvo dentro del rango que va entre los 2700 y los 3500 m.s.n.m.




Cuervo picogordo ( corvus crassirostris )




Cuervo picogordo ( corvus crassirostris )

Cuervo picogordo ( corvus crassirostris )

Cuervo picogordo ( corvus crassirostris )



Rascón etíope ( rougetius rougetti )

Rascón etíope ( rougetius rougetti )



Serín estriado ( Crithagra striolata )

Estrilda ventrigualda oriental ( coccopygia quartinia )

Estrilda ventrigualda oriental ( coccopygia quartinia )



Serín culipardo ( crithagra tristiata )







Zorzal litsitsirupa ( psophocichla litsitsirupa )

Zorzal abisinio ( turdus abyssinicus )





Gavilán papirrufo ( accipiter rufiventris )

Nyala de montaña macho ( strepsiceros buxtoni )

Francolín cuellicastaño ( pternistis castaneicollis )

Nyala de montaña macho ( strepsiceros buxtoni )

Duikero gris ( sylvicapra grimmia )

Duikero gris ( sylvicapra grimmia )




Gavilán chico ( accipiter minullus )

Carbonero dorsiblanco ( melanoparus leuconotus )


Zorzal de Piaggia ( geokichla piaggiae )

Zorzal de Piaggia ( geokichla piaggiae )

Carabo africano ( strix woodfordii )

Facóquero ( phacocerus africanus )

Antílope de Menelik ( tragelaphus scriptus menelik )

Busardo montañés ( buteo oreophilus )


Ganso aliazul ( cynochen cyanoptera )

Busardo moro ( buteo rufinus )


Busardo moro ( buteo rufinus )









Suimanga de Tacazzé ( nectarinia tacazze )

Suimanga de Tacazzé ( nectarinia tacazze )

Alimoche sombrío ( necrosyrtes monachus )


Águila rapaz ( aquila rapax )




Águila rapaz ( aquila rapax )

Águila rapaz ( aquila rapax )



Busardo augur oriental ( buteo augur )
Busardo augur oriental ( buteo augur )






Ibis carunculado ( bostrychia carunculata )



Ibis carunculado ( bostrychia carunculata )


Nyala de montaña hembra ( strepsiceros buxtoni )

Milano egipcio ( milvus aegyptius )


Francolín cuellicastaño ( pternistris castaneicollis )


Nyala de montaña macho ( strepsiceros buxtoni )

Facóquero ( phacocerus africanus )

Nyala de montaña macho ( strepsiceros buxtoni )

Duikero gris ( sylvicapra grimmia )

Ibis carunculado ( bostrychia carunculata )

Búho Abisinio ( asio abyssinicus )

Búho Abisinio ( asio abyssinicus )

Búho Abisinio ( asio abyssinicus )

Búho Abisinio ( asio abyssinicus )

Antílope bohor macho ( redunca redunca )

Gavilán chico ( accipiter minullus )



Zorzal de Piaggia ( geokichla piaggiae )


Papamoscas chocolate ( maleanornis chocolatinus )

Papamoscas chocolate ( maleanornis chocolatinus )


Colinegro abisinio ( pinarochroa sordida )

Facóquero ( phacocerus africanus )


Ganso aliazul ( cyanochen cyanoptera )

Ganso aliazul ( cyanochen cyanoptera )

Ganso aliazul ( cyanochen cyanoptera )





Ganso aliazul ( cyanochen cyanoptera )


A la mañana siguiente tomamos una furgoneta hasta Shashememe, la ciudad donde después de la II guerra mundial se asentó una comunidad Rastafari procedente de las Antillas, gracias a la donación de una gran parcela de tierra que hizo Haile Selassie. A parte, es un importante cruce de caminos donde buscamos un banco donde cambiar dinero. El dinero es un buen negocio en Etiopía, y en todos los bancos dan un muy buen cambio; merece la pena cambiar en metálico. Este banco en particular, era del estado y nos acomodaron en dos sillas ofreciéndonos un café, un té o una botella de agua mientras realizábamos la transacción. A continuación anduvimos hasta la estación de furgonetas que se dirigían hacia el norte. Como a los extranjeros siempre nos cobraban más que a los locales, se montó una discusión a ver a qué furgoneta subíamos para ir al Lago Langano, y en la disputa te zarandeaban para descolgarte la mochila de la espalda y así asegurarse la plaza, cosa que logró enfadar a Tina, que de mal humor subió a la furgoneta echando pestes contra los lugareños. Un error de cálculo culpa mía, nos hizo parar el vehículo y apearnos tres kilómetros después de nuestro destino, así que tomamos otro colectivo para volver hasta la puerta del P.N. Abijatta - Shalla, desde donde salía una carretera hacia el hotel donde queríamos alojarnos en el lago Langano.

Una vez en la puerta del parque, un amable guía me dijo que los hoteles a los que quería ir estaban todos cerrados, incluso uno había sido destruído por razones políticas. Me recomendó el más caro de la zona y cuando le dije que era demasiado dinero el que pedían por el alojamiento, me propuso el Wabe Shebelle ( los decadentes hoteles del estado ), que estaba en la parte noroeste del lago. Más tarde nos enteraríamos que algunos de los hoteles que nos dijo que estaban cerrados permanecían abiertos, y que el más recóndito y apartado, el Bishangari lodge, al que queríamos ir, ya que estaba a 20 kms de la carretera en el extremo sureste del lago, no estaba destruído y funcionaba como alojamiento. Yendo en transporte público es imposible recorrer todas las posibilidades en lugares como éstos tan mal comunicados y tan distantes entre si. Un colectivo y un budget nos llevaron al hotel Wabe Shebelle.




Hotel Wabe Shebelle Langano



Lago Langano

Lago Langano

Hotel Wabe Shebelle Langano

Lago Langano

Desayuno en el hotel Wabe Shebelle Langano

Antes de comer en el hotel Wabe Shebelle Langano

Lago Langano

Lago Langano

Lago Langano




Este hotel, a orillas del lago, es un remanso de paz. Es un resort que daba servicio de bar y las tres comidas principales. Nos alquilaron una cabaña a orillas del lago, espaciosa y limpia. Nos costó 1000 birr la noche con desayuno incluído, el precio para etíopes era de 800 birr. El terreno del hotel era enorme, pero eso no quería decir que aunque vayado en su totalidad te pudieses librar del acoso de los lugareños. Cualquier persona de los pueblos colindantes entraba a su antojo en el hotel y te ofrecía todo tipo de cosas. Fue asomarnos por la tapia que delimitaba los terrenos del hotel, cuando al grito de "you ...  you " y farangi, que normalmente venían unidos, un joven pescador saltó el muro para ofrecernos pescado. Otra persona nos ofreció hacer fuego por la noche enfrente de la cabaña. Otro distinto se ofreció de guía para enseñarnos allí dentro del hotel, un par de aves nocturnas que tenían localizadas. Además ofreció por boca de un amigo suyo el recorrer el P.N Abijatta - Shalla en budget a la mañana siguiente. Era un sitio agradable a la orilla del único lago del valle del Rift apto para el baño,  al estar libre de esquistosomiasis, una enfermedad parasitaria crónica y aguda transmitida por duelas sanguíneas. También es cierto que cualquier lugareño o colaborador del hotel, cada mañana o después de ensuciarse durante el día, se adentra en sus aguas con gel y jabón para lavarse.


Atardecer en el lago Langano

Cabaña en el Lago Langano



El lago Langano, sobretodo en su orilla oeste, alberga varios hoteles casi todos ellos de lujo, que sirven de base para adentrarse en el antaño espectacular y biodiverso parque nacional Abijatta - Shalla, cuyos lagos que dan nombre al parque, están a menos de 10 kms. de distancia de todo este grupo de hoteles. Un parque que encierra en sus imaginarios límites al Abijatta, lago salino con multitud de flamencos y una profundidad máxima de 12 metros, y a menos de 5 kms. al sur de este, separado por una colina y encajonado en un crater, el lago Shalla,  de agua dulce y el más profundo del país con 266 metros.




P.N. Abijatta - Shalla

P.N. Abijatta - Shalla

P.N. Abijatta - Shalla



El parque nacional, que tan solo conserva ya el nombre, es una planicie de sabana. Hasta hace 35 años, era un hervidero de fauna terrestre con todos los mamíferos típicos de este ecosistema. El cambio político dio la oportunidad a varias etnias ganaderas a colonizar el territorio, desapareciendo en poco tiempo toda la fauna terrestre incluyendo todos los depredadores y casi todos los grandes mamíferos hervíboros. Actualmente se pueden ver algún antílope y los  cerdos salvajes. Además en el lado oeste del lago Abijatta, una fábrica de jabones, drena el agua del lago para abastecer su industria, con lo que se ha creado un hábitat perfecto para los flamencos, desapareciendo el resto de especies avícolas, incluída el pelícano común que en otros tiempos se contaba por miles. El parque también tiene varios puntos con aguas termales que son utilizadas por los habitantes de la zona. Aún así, conserva una gran variedad de especies de aves en otras zonas del parque. La entrada al parque cuesta 90 birr por persona, te obligan a contratar un guía armado para sacarte el dinero ( a nosotros 300 birr ), ya que no hay peligro de ningún tipo. Al menos el que nos tocó a nosotros estaba confabulado con el chófer del budget para acabar el recorrido cuanto antes y no cumplir su palabra dada el día anterior.


Ganaderos en el P.N. Abijatta - Shalla

P.N. Abijatta - Shalla


P.N. Abijatta - Shalla



P.N. Abijatta - Shalla




Etnia con su ganado junto a las termas en la orilla del Lago Shalla




P.N. Abijatta - Shalla



P.N. Abijatta - Shalla



Para que os hagáis una idea, nosotros contratamos un budget por 1000 birr, precio puesto por un amigo del chófer que hablaba en su nombre. El recorrido apalabrado constaba en la visita a los dos lagos, a un mirador que había entre ambas masas de agua y a visitar unas termas. La hora fijada eran las 7 a.m.. El resultado fue que a las 7:30 a.m. no había aparecido nadie. El intermediario fue a despertar al conductor que apareció casi a las 8. Llegamos cerca de las 9 a la entrada al parque, donde perdimos más tiempo en el papeleo y contratación del guía. Éste cambiaba el itinerario de la visita sobre la marcha cuando le venía bien. Primero nos llevó a dar una vuelta a pie por los alrededores de la entrada, luego se saltó el lago Abijatta para llevarnos al lago Shalla, y más tarde a unas termas repletas de lugareños bañándose en ellas. Dió entoces por finalizada la visita, cerca del mediodía sin visitar el mirador ni el lago Abijatta y eso que le habíamos contratado para todo el día. Protestamos y en una desagradable discusión logramos que nos llevasen al lago Abijatta al menos, aunque para ello fue necesario una amenaza que consistía en pagarles la mitad de lo acordado; si tu solo cumples con la mitad, yo te pago tan solo la mitad. Entre ellos se reían y cada cierto tiempo paraban el budget para decirnos que nos íbamos para el hotel, a lo que yo contestaba que le daría entonces 500 birr. Al final accedieron,  a llevarnos al secarral que era ya a esas hora el lago Abijatta, donde había torbellinos de arena y el suelo se hundía bajo nuestros pies. A través de la típica imagen del desierto donde se empaña la visión, se veían los flamencos en el agua.




P.N. Abijatta - Shalla

P.N. Abijatta - Shalla

Volvimos al hotel a tiempo de almorzar; se comía bastante bien, sobretodo a base de pescado. Por la tarde nos fuimos a dar una vuelta por los alrededores y llegó corriendo el mismo hombre que nos había ofrecido hacer los nocturnos fuegos para informarnos que si seguíamos los caminos en dirección al sur del lago, nos podríamos encontrar con malas gentes. Lo mejor en su opinión era que permaneciésemos dentro de las instalaciones o como mucho nos dirigiésemos hacia la población norteña, que debía ser la suya, donde aún estando separadas de menos de dos kms., estaba repleta de gente buena. Por supuesto no le hicimos ni caso y lo único que encontramos durante nuestro recorrido fue otro hotel, amen de un par de chabolas apostadas al borde de la carretera de tierra.




ANIMALES DE LANGANO Y PN ABIJATTA - SHALLA








Estornino soberbio ( lamprotornis superbus )




Papamoscas drongo ( meleanornis edoliodes )

Pito namaqua ( chloropicus namaquus )




Amaranta senegalesa macho ( lagonosticta senegala )




Amaranta senegalesa hembra ( lagonosticta senegala )




Abubilla arbórea piquinegra ( phoeniculus somaliensis )

Abubilla arbórea piquinegra ( phoeniculus somaliensis )

Chotacabras colifino ( caprimulgus clarus )

Búho ceniciento ( bubo cinerascens )

Chotacabras colifino ( caprimulgus clarus )


Monarca colilargo africano ( terpsiphone viridis )


Turaco ventriblanco ( corythaixoides leucogaster )

Toco de Van der Decken macho ( tockus deckeni )

Brubrú ( nilaus afer )

Pintada común ( numida maleagris ) 

Avestruz somalí ( struthio molybdophanes )

Facóquero hembra ( phacocerus africanus )

Gacela de Thomsom ( gazella thomsonii )

Crombec carirrojo ( sylvietta whytii )

Avestruz somalí ( struthio molybdophanes )

Toco de Van der Decken hembra ( tockus deckeni )

Chorlitejo tricollar ( charadrius tricollaris )

Eremomela ventrigualda ( eremomela icteropygialis )


Pelicano común ( pelecanus onocrotalus )



Cálao terrestre norteño ( bucorvus abissynicus )

Cálao terrestre norteño ( bucorvus abissynicus )


Suimanga colilargo ( cinnyris pulchelus )

Turaco ventriblanco ( corythaixoides leucogaster )

Azulillo carirrojo ( uraeginthus bengalensis )

Azulillo carirrojo ( uraeginthus bengalensis )

Abejaruco chico ( merops pusillus )

Alción estriado ( Halcyion chelicuti )


Barbudo gifsobalito ( lybius guifsobalito )

Barbudo gifsobalito ( lybius guifsobalito )


Batis carinegro ( batis orlangueri ) 


Pito gris oriental ( chloropicus spodocephalus )

Pito cardenal ( chloropicus fuscescens )

Pito namaqua ( chloropicus namaquus )

Amaranta senegalesa ( lagonosticta senegala )

Abubilla arbórea piquinegra ( phoeniculus somaliensis )



Chotacabras colifino ( caprimulgus clarus )



Búho ceniciento ( bubo cinerascens )

Búho ceniciento ( bubo cinerascens )



Búho ceniciento ( bubo cinerascens )



Inseparable abisinio ( agapornis taranta )

Inseparable abisinio ( agapornis taranta )

Turaco ventriblanco ( corythaixoides leucogaster )



Brubrú ( nilaus afer )

Bufalero cabeciblanco ( dinemellia dinemelli )

Bufalero cabeciblanco ( dinemellia dinemelli )

Francolín capirotado ( dendroperdix sephaena )

Turaco ventriblanco ( corythaixoides leucogaster )

Crombec carirrojo ( sylvietta whytii )

Gacela de Thomsom ( gazella thomsonii )

Abubilla arborea negra ( rhinopomastus aterrimus )

Abubilla arborea negra ( rhinopomastus aterrimus )


Pelicano común ( pelecanus onocrotalus )

Pelicano común ( pelecanus onocrotalus )

Cálao terrestre norteño ( bucorvus abyssinicus )

Turaco ventriblanco ( corythaixoides leucogaster )


Azulillo carirrojo ( uraeginthus bengalus )



Barbudo guifsobalito ( lybius guifsobalito )






Al día siguiente por la mañana, otro budget nos acerco los tres kms. que separaban el hotel de la carretera principal. Allí tomamos otro colectivo, que también intentó engordar demasiado el precio, pero a estas alturas del viaje, aunque aceptábamos pagar más, no admitíamos timos demasiado exagerados. La pequeña ciudad de Zway, a la orilla del lago del mismo nombre y situada a 35 kms. al norte del lago Langano, es algo más que un pueblo en cuanto a su tamaño se refiere. De modo que anduvimos los mil metros escasos que había desde la carretera hasta el hotel que habíamos elegido en la orilla del lago. El Hotel Bethehelem, nos cobró 450 birr por una bonita habitación doble. El hotel era tranquilo y tenía un agradable restaurante con terraza donde se comía muy bien y se estaba muy a gusto. La orilla del lago tenía una parte recorrida por un sendero, alternado con otras donde los hoteles más lujosos y otras propiedades cortaban con sus muros el camino; aunque pudimos entrar en todos estos terrenos privados sin ningún problema y recorrerlos sin que nos molestasen. Nada más salir a pasear, más de lo mismo, orgullosos oromos preguntando qué hacíamos allí de modo inquisitorio hasta culminar la diatriba con un "vete de mi país muy clarificador". El resto de la tarde fue como casi todas, recorriendo calles y la ribera del lago alternando los amorosos niños pequeños que nos saludaban inocentemente, al ya acostumbrado "you ... you ....y farangi ... farangi .... money -  money. Aunque increpados de vez en cuando por los jóvenes, recorrimos toda la parte pública del sendero ribereño, que alternaba los paisajes de vegetación de humedales poco profundos, con las toneladas de basura que se acumulaban por todas partes despidiendo mal olor. A pesar de todo, otra vez, la variedad de avifauna era espectacular. Más allá de la vegetación ribereña, a unos 500 m. de distancia, el lago iba ganado profundidad hasta dejar paso a la gran masa de agua que es este lago de 440 km2. Al día siguiente por la mañana temprano, salí a dar una vuelta al muelle desde donde salen las embarcaciones, tanto de recreo como de pasajeros,  teniendo la mala suerte de encontrarme allí con un paisano que aún estaba de fiesta. Iba acompañado por una chica y empezó a gritarme desde lejos. Como le ignoré, "acercose" él de agresiva manera hasta llegar a mi altura, chocó su cuerpo contra el mío, espetándome en amárico una monumental bronca con su asqueroso aliento de borracho, a lo que quise entender que si andaba por esos lares tenía que pasar por caja. Como el punto donde nos encontrábamos distaba del hotel unos 300 ó 400 metros, después de decirle que "corriese el aire", empecé a desandar el camino poco a poco, y parando para observar las aves mientras él me seguía soltando improperios y su acompañante se desternillaba de risa. Creí entender que se había autocontratado como guía y que me iba a acompañar en mi paseo por la zona. Como no se despegaba de mi ni haciendole quiebros, decidí irme de nuevo al hotel hasta donde me acompañó esperando que le pagase por su compañía. Cuando vio mi espalda alejarse dentro de las instalaciones del hotel y que el guarda de la puerta le cortaba el paso, volvió al tono de nuestro primer encuentro poniéndome a caer de un burro. En resumidas cuentas, me echó del muelle y me fastidió el paseo matutino, lo que venía a ser ya costumbre en cada sitio donde íbamos.



Zway

Zway

Cerca del lago Zway

Lago Zway

Lago Zway

Cerca del lago Zway





Lago Zway




Lago Zway




Lago Zway

Lago Zway



A media mañana nos internamos en el centro de la ciudad para ver los mercados y cambiar dinero en un banco. Al poco tiempo de caminar por la calle principal, que no era otra que la carretera que dividía la misma atravesándola de norte a sur, o del sur al norte, se nos pegó un grupo de niños de ocho o nueve años que nos estuvieron pidiendo dinero de malas maneras, incluso empujándonos hasta que ya de mal humor los tuve que echar con un grito, cosa que me hizo sentir mal, pero que me pareció necesario. Tuvimos que volver hacia la zona de la orilla del lago, ya que era insoportable el acoso de la gente. Antes de enfilar la calle que nos conducía hacia el hotel, un camionero que iba despacito por el atasco, llegó hasta nuestra posición y sin dejar de mirarnos se tapó la nariz hasta que no pudo girar más el cuello amén de rompérselo.

La tarde anterior, habíamos conocido a Carlos, un médico barcelonés que trabajaba para una ONG madrileña y que montó un hospital en Meki, una ciudad a 30 kms. al norte de Zway y cerca de la orilla norte del lago. Llevaba en Etiopía tres años y aunque firmó por uno solo, ahora ya no quería volver a vivir ni a trabajar "al mundo civilizado". Se dedica a la desnutrición infantil, aunque poco a poco fue ampliando deberes, encargándose de los partos, debido a la alta mortalidad de los alumbramientos, así como de los niños que tenían la desgracia de quedar huérfanos, todas estas fatalidades muy extendidas por estas tierras. También intentaba concienciar a los etíopes que viviendo en las tierras altas, descendían a otras tierras a menos altitud con lo que enfermaban de malaria enfermedad de la que se creían inmunes que . Las gentes del lugar según Carlos, creían que como ya habían enfermado de malaria cuando eran pequeños, no tenían nada que temer viajando por el país por otras altitudes donde la enfermedad se presenta con más variantes y mucho más agresiva. También nos aseguraba que la costumbre de los etíopes de pedir siempre dinero, la habían adquirido, ya que había comprobado, que desde lmuy pequeños hasta los más ancianos piden siempre algo, aunque ellos lo tengan, contándonos la anécdota de unos enfermeros que tiene él contratados, y que con un nivel social más alto de lo normal por el sueldo que ganan, le piden todo tipo de cosas antes de comprarlas, cosa que ellos si se pueden permitir. Cierto es que hay leprosos, y personas que viven en la pobreza más miserable, pero no son mayoría en los lugares que yo he visitado. A nivel general, las personas presentan un buen aspecto y cuando le respondes algo que les descuadra su petición de dinero, como por ejemplo, " lemi?", que significa "¿ Por qué ?", o contestarles: dame dinero tú a mi ..., enseguida sonríen enseñando sus hermosos y contrastados dientes.

Como era fin de semana, Carlos, venía a relajarse a lugares como este. Nos contaba mientras se comía uno de los platos tradicionales, hecho a base de injera, un cereal, presentado en este caso como un pan fino parecido al crepé y cuyo sabor, desagradable sin mezclar, mejoraba los distintos rellenos con los que se servía. Nos contó que a casi todo el mundo le disgustaba el sabor en un principio, pero luego iba uno acostumbrándose a él, así como recién hecho estaba mucho más sabroso que cuando después de un tiempo parecía avinagrarse.

Una de las tardes nos trasladamos al desagüe del lago Zway en el río Awash, que corre dirección al lago Abijatta y que forma un humedal de vegetación acuática llena de aves. Allí había asentada una población con calles sin asfaltar habitada por pescadores y ganaderos.




Poblado cerca del lago Zway




Poblado cerca del lago Zway




AVIFAUNA EN EL LAGO ZWAY




Abejaruco carmín norteño ( merops nubicus )

Abejaruco chico ( merops pusillus )

Abejaruco chico ( merops pusillus )

Torcecuello africano ( jinx ruficollis )

Torcecuello africano ( jinx ruficollis )

Ibis sagrado ( thereskiornis aethiopicus )

Cerceta hotentote ( spatula hottentota )

Grulla coronada cuellinegra ( balearica pavonina ) 

Grulla coronada cuellinegra ( balearica pavonina ) 

Picabueyes piquirrojo ( buphagus erythorhynchus )

Batis carinegro ( batis erlangueri )

Amaranta senegalesa hembra ( lagonosticta senegala )

Vinago waalia ( treron waalia )

Tejedor baglafecth ( ploceus baglafetch )

Tejedor baglafecth ( ploceus baglafetch )

Pito de Nubia ( camphera nubica )

Pito de Nubia ( camphera nubica )

Suimanga de Hunter ( chalcomitra hunteri )


Quelea común ( quelea quelea )

Martín pescador malaquita ( corythornis cristatus )

Varano del Nilo ( varanus niloticus )

Varano del Nilo ( varanus niloticus )


Ganso espolonado ( plectropterus gambensis )

Ganso del Nilo ( alopochen aegyptiaca )

Ganso del Nilo ( alopochen aegyptiaca )

Suirirí cariblanco ( dendrocygna viduata )

Martín pescador pigmeo africano ( ispidina picta )





Nos fuimos andando a buscar la estación de buses del transporte, otra explanada de tierra, que como era domingo por la mañana no bullía de excesiva actividad. Nos subimos al primer vehículo que se dirigía hacia Adama en el que había plazas; lo normal es que cuando se llena uno se va y enseguida se posiciona otro que partirá cuando esté lleno hasta los topes. Mientras esperábamos tuvimos una de las más amigables charlas del viaje con la mujer de un pasajero que había venido a despedirle. Recorrimos  los 110 kms. hasta Adama, también conocida por Nazret, una moderna ciudad, nudo de transportes, construída en una zona arbolada el la ladera del altiplano. Otro budget compartido nos llevó a la estación de autobuses para tomar una furgoneta que iba al pueblo de Metahara, a orillas del lago Basaka, una de las puertas de entrada al P.N Awash.


A partir de Adama, empieza un paulatino descenso hasta llegar a las semiáridas tierras de la región de los Afar, que se extienden desde Awash hasta la región del bullente Danakil. Nosotros de momento nos quedamos en el límite de la región de la Oromía y buscamos alojamiento en Metahara, situada a 947 m.s.n.m., lo que hacía que el clima fuese aún más caluroso que en el altiplano del que veníamos. Primero nos enseñaron dos hotelitos cutres que no tenían agua corriente y fuimos a buscar otro; decidí preguntar a un individuo de tez y ojos claros que estaba esperando un budget, de nombre Abdu, 24 años de edad, resultó ser de origen yemení y tratante de ganado, ahora fuera de su país por la guerra civil. Quiso creer que por ser blancos en tierra etíope estábamos asustados y como solo hablaba árabe y amárico, nos tuvimos que comunicar por el traductor de su teléfono. Resaltando que era musulmán de religión y que sus enseñanzas eran hacer el bien y ayudar al prójimo, insistió en resolver el mismo nuestros problemas de alojamiento, y pagando un budget nos acercó donde él estaba residiendo. Mientras hablaba con el dueño, nos consiguió unas cervezas. El dueño del hotel, del que nunca supe el nombre, ya que Abdu le llamaba "baba", que venía a significar abuelo, nos enseñó una habitación, limpia, con AC y ducha por 300 birr. Baba contrastaba en el trato con Abdu, ya que solo estaba interesado por el dinero, y con impaciencia  nos indicó que lo primero era pagar. Como Abdu era cliente de meses y tenía dinero, le enviaba a hacer cualquier recado, por el cual este cobraba su comisión. Esa misma tarde noche insistió Abdu en invitarnos a cenar, aceptando su invitación con la condición que fuésemos nosotros lo que pagásemos la cuenta. Tomamos otro budget, y es que allí nadie recorría más de 50 metros a pie, hasta el restaurante donde tenían la carne de vaca y cordero a la vista. Se elegía la cantidad al peso que luego te cocinaban con cebolla y especias, presentándotela encima de una gran torta de injera para comerla con la mano derecha, ya que la izquierda no se usa para comer. Las bebidas te las traía una camarera del restaurante donde estábamos sentados,  y al ser negocios diferentes, luego había que pagar por separado. Para nosotros cerveza y para él como buen musulman que reza cinco veces al día, una soda. Comimos aceleradamente, y ya oscureciendo le empezaron a entrar las prisas a Abdu; nos explicó que los budget dejaban de funcionar tras el ocaso y lo que ya habíamos comprobado en otras poblaciones, los etíopes en general, cuando cae la noche, gustan de beber cerveza, poniéndose en algunos casos agresivos, y tres individuos de tez blanca, tenían todas las papeletas de ser el objetivo de tan excitados ánimos.

Así que propuso conseguir algo de beber e irnos a fumar en shisha a su habitación; no pude entender bien cuales eran los ingredientes, pero la pasta granate que luego se fumaba tenía un delicioso aroma a regaliz. Abdu también mascaba betel por kilos, como muchos etiopes.


Al día siguiente nos levantamos a las 6 a.m. para un avistamiento de aves en el lago Basaka, y en contra de su horario habitual, Abdu insistió en acompañarnos. Otro lago lleno de basura al que había que añadir algunos jóvenes lavando sus motos y coches. Un par de ellos, con aspecto de somalíes, muy altos y delgados, entablaron una conversación en amárico en subido tono; esta vez Abdu quizá nos salvó de un mal trago. Una hora después, con la excusa de ir a ver unas ovejas de su propiedad, Abdu se fue con la promesa de volver más tarde, cosa que hizo, aunque por supuesto nosotros estábamos ya muy lejos bordeando el lago. Cuando le vimos a media tarde nos dijo que estaba preocupado, a lo que le contestamos que no tenía porqué estar tan pendiente de nosotros en todo lo que hacíamos. Antes habíamos comido en un restaurante una comida vegetariana deliciosa. La horas centrales del día, aunque estamos en invierno, son muy calurosas, así que nos escondimos en el hotel.


Lago Basaka


Lago Basaka

Cena a base de injera y carne encebollada

Terlulias nocturnas con betel y cachimba




Lago Basaka

Lago Basaka


Aprovechándonos del dueño del hotel y de nuestro cordial trato con Abdu, tanteamos la posibilidad de alquilar un vehículo para visitar el P.N. de Awash. En Etiopía los turistas no pueden conducir, así que todos los vehículos se contratan con conductor. Le dejamos muy claro lo que queríamos a Abdu, que se lo iba trasladando a baba, que a su vez se encargaba de gestionar el alquiler. La idea era, alquilar un 4 X 4 desde las 6 a.m. hasta las 6 p.m. y estábamos dispuestos a pagar un máximo de 2000 birr para recorrer todo lo que se pudiera del parque, y así se lo declaramos a Abdu y al dueño del hotel. Aún así, lo primero que nos ofrecieron fue un utilitario pequeño por 1500 birr. Le dijimos que era necesario para este parque un 4X 4, para poder movernos por algunas zonas con pistas en mal estado. No pudimos conseguir en último término un todoterreno ofreciéndonos a cambio una furgoneta por 3000 birr. Desestimamos la opción, ya que teníamos la opción de ir en transporte público hasta la población de Awash Saba e ir caminando hasta una zona del río donde había acantilados, que venían a ser el mismo hábitat que el del parque. Para nuestra desgracia, la gente de la furgoneta aceptó los 2000 birr y decidimos aceptar, ya tuvimos tiempo de arrepentirnos al día siguiente.



A las 6 a.m. estábamos preparados para salir. La furgoneta estaba aparcada dentro del hotel, justo enfrente de nuestra habitación, pero nada se sabía del conductor. A las 6:30, abrí la puerta de la furgoneta y encontré a un joven "durmiendo la mona". Se lo dije a baba y éste le dijo algo. Tardó veinte minutos en levantarse y salió del hotel. A las 7, baba despertó a Abdu para que nos dijera que querían el dinero por adelantado. Estuvimos a punto de cancelar el trato pero le dimos la mitad del dinero acordado. A las 7:30, el joven nos dijo que montáramos y después de circular 100 metros se paró, apagó el motor y se fue a comprar el desayuno. Se iba llenando la furgoneta de jóvenes, todos resacosos, pero aún faltaba el conductor, que estaba durmiendo. A las 8 llegó con la "legaña pegada" pidiendo disculpas. Aún nos demoramos quince minutos más para que comiese el chofer e hiciese algunos recados. Más o menos a las 8:20 a.m., el conductor, dos amigos suyos y nosotros salimos de Metahara dirección al parque. Alrededor de las 9 a.m. llegamos a la puerta, donde el guarda de la entrada me dijo que era obligatorio un guía, y el precio era de 300 birr todo el día; ¿ Todo el día ?, le recalqué, volviendo a confirmarmelo de nuevo. Subió a la furgoneta la que parecía una empleada del resort y nos llevaron directamente a las cataratas del río Awash, parando cuando veíamos algo interesante, ante el asombro de tres resacosos que no entendían nuestra actitud, llegando cerca de las 10 a.m. al resort que estaba construído justo encima del acantilado donde está la caída de agua. A esas horas, el calor es ya bastante desagradable, y como es fácil adivinar, los animales corren en su mayoría a esconderse de él y pierden actividad.  Desde allí, el guía nos llevó a recorrer un sendero que iba paralelo al río mientras los tres amigos que el día anterior estuvieron de fiesta se echaban una siesta en las instalaciones del resort, un rústico complejo de pequeñas cabañas sin ningún lujo, emplazado en un lugar espectacular, y con un precio desorbitado. Anduvimos cerca de 1 h. y 1/2, y volvimos al resort. Le indicamos al guía en el mapa la zona donde queríamos ir a continuación, respondiendo él que en esa zona se habían asentado unos ganaderos y no quedaban ya animales salvajes. El guía, ya compinchado con el conductor, que se había subido a la parte de atrás de la furgoneta para hablar con él, nos dijo que íbamos a otra zona del parque. Mientras tanto, el chófer dejó al volante al joven, que era tuerto y  no tenía por supuesto carnet de conducir, para que éste practicara. Nos dimos cuenta que volvíamos por la misma carretera y encima las burlas de los dos amigos del conductor iban en aumento. Llegados a la puerta del parque, nos comunicaron que la excursión había terminado. Todos estaban compinchados, el guía, el conductor y el de la puerta de acceso al parque, que negaba ahora con una sonrisa en la boca que me hubiese dicho que el guía era para todo el día. Además nos pedían el dinero que faltaba, a lo que les contesté que lo tenía en el hotel con la intención de encontrar allí a Abdu o a baba para aclarar esta situación. Volvimos a Metahara, no sin antes recoger a toda la gente que había por el camino, sobretodo policías que también parecían divertirse con la situación, y hacernos esperar casi media hora parados en otra zona del pueblo a que resolvieran sus asuntos personales. Ya estaban agresivos desde hace tiempo, pero cuando llegamos al hotel aumentaron el grado de hostilidad pidiendo el dinero que faltaba de malas maneras. Fui a buscar al dueño y no estaba, fui después a la habitación de Abdu y tampoco estaba. Decidimos darle el dinero y evitarnos más disgustos con chofer, un seboso que se tocaba la barriga insinuando que no tenía para comer. Fui a la habitación a por el dinero y me siguieron sus dos secuaces, incluso me aporreaban la puerta para meterme prisa. Se los di y se fueron, ya tenían dinero para poder hincharse a cervezas una noche más.
Esta fue la gota que colmó el vaso, donde la balanza se inclinó del todo; donde nos miramos y dijimos: ¡ Esto no merece la pena !



Cataratas del río Awash

Cataratas del río Awash

Cataratas del río Awash


Río Awash

Río Awash

Río Awash

Río Awash


Cataratas del río Awash





Lodge y cataratas del río Awash

Lodge en las cataratas del río Awash

Río Awash


Lodge en las cataratas del río Awash




Por la tarde se lo contamos a Abdu, que nos recomendó, por consejo de baba, que denunciásemos a la policía, que les harían devolvernos el dinero. Por supuesto el dinero nos daba igual, pero el disgusto de ser maltratados por gente sin palabra, vergüenza ni dignidad no nos lo quitaba nadie, lo que hizo que ya solo quisiésemos ir poco a poco volviendo hacia Addis Abeba para concluir el viaje. Aún nos quedaba una cena más una sesión de cachimba y cerveza con Abdu por la noche, donde habríamos de departir sobre nuestras opiniones acerca de los oromos de Metahara, donde él llevaba viviendo ya siete meses. Abdu nos relató sus vivencias y tratos con los etíopes de Metahara, y los lugares que en estos siete meses había visitado; nos dijo que eran vagos con alma  de mendigo, que solo pensaban en el dinero y en emborracharse por la noche, burlándose de ellos mientras teatralizaba sus gestos de tocarse la barriga mientras vocalizaba las palabras: "farangi ... money ... money ", con la cara de carnero degollado. También nos contó que había sido rechazado en una petición de matrimonio por una joven etíope musulmana por el hecho de ser árabe. Nos aseguró que los árabes no gustan a los etíopes. Cierto es que en lugares fronterizos entre las razas árabes y las negras como Sudán, muy cerca de aquí, históricamente los árabes, habiéndose adueñado de las riquezas del lugar, han tratado a los africanos negros como si fuesen  poco más que ganado, derivando en larguísimas guerras como la acontecida en este país o en el vecino territorio de occidente, que como resultado tenemos la formación del país más joven de África, Sudán del sur. Teniendo en cuenta la cercanía de estas regiones etíopes con las tierras árabes, puede que hayan habido casos similares, cosa que desconozco.




BIODIVERSIDAD EN METAHARA Y PN AWASH



Tántalo africano ( mycteria ibis )

Pelícano rosado ( pelecanus rufescens )

Suimanga variable ( cinnyris venustus )

Suimanga variable ( cinnyris venustus )

Suimanga variable ( cinnyris venustus )

Cocodrilo del Nilo ( crocodylus niloticus )

Suimanga brillante ( cinnyris habissinicus )

Suimanga brillante ( cinnyris habissinicus )

Suimanga del Nilo ( hedydipna metallica )

Suimanga del Nilo ( hedydipna metallica )

Suimanga del Nilo ( hedydipna metallica )

Suimanga brillante ( cinnyris habissinicus )

Pelícano rosado ( pelecanus rufescens )

Suimanga variable ( cinnyris venustus )

Azor lagartijero oscuro ( melierax metabates )

Azor lagartijero oscuro ( melierax metabates )

Toco piquinegro ( tockus nasutus )

Toco piquinegro ( tockus nasutus )

Chacal de lomo negro ( canis mesomelas )

Toco de Van der Decken ( tockus deckeni )

Toco de Van der Decken ( tockus deckeni )

Vinago waalia ( treron waalia )

Turaco gris oriental ( crinifer zonurus )

Turaco gris oriental ( crinifer zonurus ) / Turaco ventriblanco ( corythaixoides leucogaster )

Turaco gris oriental ( crinifer zonurus )

Gavilán gabar ( micronisus gabar )

Toco piquirrojo ( tockus erythrorhynchus )

Colobo blanquinegro de Abisinia ( colobus guereza )

Colobo blanquinegro de Abisinia ( colobus guereza )

Turaco ventriblanco ( corythaixoides leucogaster )

Toco piquinegro ( tockus nasutus )

Babuino de Anubis ( papio anubis )

Babuino de Anubis ( papio anubis )

Pelícano rosado ( pelecanus rufescens )

Tántalo africano ( mycteria ibis )

Tántalo africano ( mycteria ibis )

Pelícano rosado ( pelecanus rufescens )

Tántalo africano ( mycteria ibis )

Alimoche común ( neophron percnopterus )

Alimoche común ( neophron percnopterus )

Suimanga variable ( cinnyris venustus )

Cocodrilo del Nilo ( crocodylus niloticus )

Cocodrilo del Nilo ( crocodylus niloticus )

Cocodrilo del Nilo ( crocodylus niloticus )



Suimanga brillante ( cinnyris habissinicus )

Suimanga del Nilo ( hedydipna metallica )

Suimanga del Nilo ( hedydipna metallica )

Suimanga brillante ( cinnyris habissinicus )

Suimanga brillante ( cinnyris habissinicus )

Terrera señalada ( eremopterix signatus )

Terrera señalada ( eremopterix signatus )

Pelícano rosado ( pelecanus rufescens )

Pelícano rosado ( pelecanus rufescens )

Tántalo africano ( mycteria ibis )

Alcaudón culiblanco ( eurocephalus rupelli )

Alcaudón culiblanco ( eurocephalus rupelli )

Azor lagartijero oscuro ( melierax metabates )

Toco piquinegro ( tockus nasutus )

Toco piquinegro ( tockus nasutus )

Toco de Van der Decken ( tockus deckeni )

Turaco gris oriental ( crinifer zonurus )

Turaco gris oriental ( crinifer zonurus )

Turaco gris oriental ( crinifer zonurus )

Águila rapaz ( Aquila rapax )

Gavilán gabar ( micronisus gabar )

Turaco gris oriental ( crinifer zonurus )

Alcaraván senegalés ( burhinus senegalensis )


Colobo blanquinegro de Abisinia ( colobus guereza )
Colobo blanquinegro de Abisinia ( colobus guereza )

Colobo blanquinegro de Abisinia ( colobus guereza )

Toco piquinegro ( tockus nasutus )





A la mañana siguiente, después de esperar dos horas en la carretera a ver si pasaba un bus dirección Addis abeba que nos pudiera dejar directamente en Bishoftu, lo cual fue imposible ya que llegaban todos llenos, anduvimos el escaso kilómetro que nos separaba de la estación de buses y tomamos uno destino Adama que nos dejó en las afueras de la ciudad, otro detalle que ocultan con tal de que les pagues a ellos y no a otros el precio del billete del bus. Un budget nos llevó a la estación en Adama, donde tomamos otro bus hasta Bishoftu, donde decidimos pasar nuestra última noche.

Bishoftu es una ciudad levantada en una espectacular área de lagos y volcanes extintos. Nos alojamos en un hotel, en la carretera principal, en una buena habitación con un buen restaurante. Visitamos los lagos Chelekleka, lago poco profundo con mucha vegetación palustre muy bueno para ver aves, en otra época ya que estaba casi seco, y el Lago Bishoftu, un lago volcánico al que solo te podías asomar si te alojabas en alguno de sus hoteles de lujo o si entrabas a sus restaurantes a comer o tomarte algo. Tal era la edificación de la ciudad, que como se habían quedado sin espacio para seguir edificando en los bordes del cono volcánico, siguieron haciéndolo en la parte interior del mismo. El resto de los lagos no nos dio tiempo a visitarlos.



Hotel en el crater del vocán extinto




Lago Bishoftu

Lago Bishoftu


Lago Chelekleka

Lago Bishoftu

Lago Chelekleka






Aprovechamos hasta las 2 p.m., y tomamos un bus hasta la parte sur de Addis abeba. Nos dejó en un barrio en el oeste de la periferia y tomamos un taxi hasta el aeropuerto. Después de una pelea entre taxistas a ver quién nos sacaba la tarifa farangi ( 250 birr ). Llegamos muy pronto, unas seis horas antes, y estuvimos en los jardines del parking del aeropuerto haciendo tiempo. Nos encontramos a dos madrileños que volvían de recorrer la parte norte de Etiopía y cambiando impresiones para hacer más llevadera la espera, nos dimos cuenta que si viajas contratando por agencia las excursiones y vas a los sitios turísticos, necesitas más dinero, pero te ahorras disgustos. Ambos nos sorprendimos del relato del los otros, y "pareciónos" que habíamos estado en países diferentes, ¿ Serán la regiones tan diferentes dentro del mismo país ?,  ¿en el norte están más concienciados de que el turismo es importante en su economía ?, preguntas para alguien que conozca más a fondo estas tierras. Carlos, el médico de Meki, decía que el presidente del gobierno era oromo, los oromos son la etnia más numerosa del país, y que el barruntaba que su aversión al extranjero era en parte por su orgullo como etnia dominante y como había elecciones pronto los elementos nacionalistas estaban a flor de piel.

Es la primera vez que digo que según mi experiencia, no recomendaría a nadie estos lugares que he visitado, a excepción de los amantes de la avifauna, pero mejor contraten circuitos con agencias o guías allá donde vayan.

A medianoche partió el avión que vía Roma, nos dejó en nueve horas y media en Madrid.